lunes, 16 de enero de 2012

Titanic

El hundimiento del crucero "Costa Concordia", después de chocar con una roca frente a la isla Giglio (Italia), nos hizo recordar la tragedia del Titanic. El espectacular crucero tenía 4 mil 229 personas a bordo. El Titanic tenía capacidad para 3 mil 547 pasajeros. El buque de vapor del correo real Titanic era, en su tiempo, el barco de pasajeros más grande y lujoso del mundo. Fue constrido en Irlanda y el día de su viaje ignagural partió de Southampton (Inglaterra) hacia Nueva York, el 10 de abril de 1912, cinco días después los pasajeros estaban cenando en el comedor principal de primera clase. En los compartimentos de segunda y tercera clase, la mayoría dormía. Hacía mucho frío y salir a la cubierta era arriesgarse a contraer una gripe, pues la temperatura era bajo cero. Esa esceba de la celebre película con Kate Winslet y Leonardo Di Caprio, cuando la joven de primera clase se escapa y se va a la cubierta a ver el mar es ficticia. A esa hora, solo en los salones de primera clase, con calefacción, los pasajeros departían tranquilamente. Es más, el choque con el iceberg solo remeció el barco, pero nadie pensó que podía hundirse. Ya habían recibido más de una docena de mensajes advirtiendo que la zona estaba plagada de peligrosos icebergs. Pero no hicieron caso y, para colmo, el telégrafo Marconi se malogró 10 horas. El capitán Eward Jhon Smith consultó al presidente de la compañía, J.Bruce Ismay, si se podía reducir la velocidad, pero le negaron el pedido. Cuando el barco impactó con el iceberg, nadie imaginó que se podía hundir tan rápido, en solo dos horas. A pesar que el capitán pidió que no se alertara a los pasajeros, el pánico cundió.
Hubo disparos para alejar a los pasajeros de tercera clase. Esa parte sí se ve refleja en el filme de James Cameron. A diferencia de la reciente tragedia del Costa Concordia, donde el capitán cobardemente fue el primero en abandonar la nace, en el Titanic no ocurrió lo mismo. El capitán Smith, quien viajaba por última vez porque pensaba retirarse para dedicar más tiempo a su esposa e hija, ayudó a evacuación de las mujeres y los niños, se retiró a meditar y se negó a embarcarse en un bote. Fue uno de las mil 500 víctimas. La maroyoría de la tercera clase, donde pereció el 75% de pasajeros. El capitán del barco italiano, Francesco Schettino, fue detenido acusado de homicidio culposo y abandono. Sin embargo, un peruano sí se distinguió por su valor: el tripulante Humberto Morales trabaja hace 10 años en la compañía. Él relata la tragedia: "El barco se empezó a llenar de agua, pues el forado que causó la roca tenía por lo menos 70 metros. Trabajé hasta la madrugada embarcando pasajeros para que se salvaran". No tuvo suerte la cusqueña Ericka Soria, quien sigue desaparecida. En el Titanic hubo una figura que fue vilipendiada con justa razón. El representante de la compañía, Bruce Ismay, fue uno de los primeros en embarcarse en un bote, cuando había mujeres y niños esperando hacerlo. Se enclaustró en su casa de Nueva York y no salió hasta su muerte. En cambio, el capitán Edward Jhon Smith fue catalogado de héroe y se erigió, en su ciudad natal una estatua en su honor. La frase "el capitán se hunde con su barco" se hizo célebre entre la comunidad marítima mundial. Un viejo lobo de mar murió en su ley. No como el vergonzoso caítán del Costa Concordia, cuya cobardía e ineptitud lo van a llevar a la cárcel.

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