viernes, 30 de septiembre de 2011

Crisis en el hogar


De nosotros depende que nuestros muchachos sean personas de bien y no vagos o delincuentes. La televisión no deja de pasar las imágenes de los barristas adinerados que desataron el infierno en los palcos del estadio "Monumental" el día del clásico, y entonces queda claro que solo el dinero no garantiza la buena formación de los jóvenes. En estos tiempos vionentos, en los que abundan asaltantes y violadores, los depravados camuflados en Internet, cuando las drogas se pueden comprar tan fácil como caramelos, cuando el VIH y otras enfermedades mortales no paran de avanzar, es fundamental darle mas importancia a la buena crianza de nuestros hijos para que tengan la suficiente inteligencia y madurez que les permita driblear estos peligros y tentaciones. Creo que la meta de una buena formación fue explicada muy bien por la psicóloga chilena Pilar Sordo: "No hay que asociar la felicidad al placer o al tener, sino que la felicidad tiene que ver con no necesitar. Ser feliz no es un derecho, sino una obligación". En esta sociedad consumista, si logramos que nuestros hijos comviertan esta forma de pensar en su estilo de vida, habremos logrado un gran éxito. Para ello, a los chicos desde niños, hay que darles un hogar seguro y amoroso. En casa debe reinar una atmósfera de honradez, confianza y respeto entre todos sus miembros. Es importante desarrollar con el pequeño una relación que le permita confiar en los padres, cuando tengan preocupaciones o problemas. También debemos enseñarle la responsabilidad básica para con sus objetos personales, sus mascotas, si las tienen, y para con los suyos. Además, se les debe enseñar a ayudar en casa y aceptar los límites que se les impongan. Es fundamental que padres e hijos logren hablar abiertamente de los problemas, y pasa conseguir eso hay que dedicarle tiempo al niño. Por ejjemplo, sentarse todos a la mesa para las comidas, contarles cuentos, leerles libros, jugar con ellos, hacer excursiones, salir a pasear juntos y compartir celebraciones. Todo esto hará que los hijos tengan confianza en sus padres.

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